Planes de gestión de especies en La Rioja

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Si la fauna y flora silvestres amenazadas de La Rioja ya están mal, cuando se apruebe el Decreto sobre "Planes de Gestión de Especies Amenazadas de La Rioja", cuyo borrador ha estado expuesto a exposición pública hasta el pasado 28.06.14, el futuro será mucho peor al no existir desde el Gobierno de La Rioja ninguna medida activa de conservación, dejando la protección de nuestra naturaleza más amenazada en las manos de la voluntariedad de ciudadanos y empresas.
EEAA de La Rioja ya presentó dentro de plazo las alegaciones pertinentes ¿las tendrán en cuenta?
http://www.ecologistasenaccion.org/article28276.html

Unos planes inconcretos que dejarán a merced de los intereses económicos a nuestras especies en peligro. 

Sisón común Tetrax tetrax. En estado crítico en La Rioja. Foto archivo GOR. Javier Robres

Los planes de recuperación de Especies que el Gobierno de La Rioja pretende aprobar, son en opinión de Ecologistas en Acción: “documentos banales, carentes de toda concreción y que dejan a merced de los intereses económicos y políticos tanto a las especies afectadas como a los ecosistemas que los cobijan"

Con la entrada de España en la UE, el Estado asumía la legislación comunitaria referida a la conservación de la naturaleza y en concreto la de las especies amenazadas de la flora y fauna silvestres.

Entre toda la normativa estatal relacionada con este tema, la Ley 4/89, de Conservación de los Espacios Naturales y de la Flora y Fauna Silvestres, obligaba al Estado a crear un Catálogo Español de Especies Amenazadas, en el cuál se encontrarían registradas todas las especies de flora y fauna silvestre cuyas poblaciones a nivel nacional se encontrasen en un estado de conservación preocupante, estableciéndose diferentes categorías de menor a mayor según el grado de amenaza, siendo estas las categorías establecidas: “De Interés Especial”, “Vulnerable”, “Sensible a la Alteración del Hábitat” y “En Peligro de Extinción”.

Águila perdicera Aquila fasciata. Foto archivo GOR. Javier Robres

En la actualidad tan un solo Plan de Recuperación se ha renovado, sin modificaciones o adiciones al Catálogo Regional, y mientras apenas se ha trabajado desde la administración regional con las especies amenazadas poco más que puntuales estudios de seguimiento o correcciones parciales de afecciones, las parejas reproductoras de Águila-azor Perdicera se han reducido a la mitad, lo mismo ha ocurrido con el Sisón Común y la Perdiz Pardilla, las localidades con presencia de Cangrejo Autóctono son menos y de peor calidad y el estado de la población del Visón Europeo es crítico, atrapado por la invasión reciente del Visón Americano, la degradación del hábitat ribereño y las enfermedades infecciosas.
 
Hay parques eólicos dentro de territorios del Águila-azor Perdicera, se sigue disparando ilegalmente y envenenando a aves rapaces, continúa habiendo tendidos eléctrico deficientemente aislados o balizados, la propia administración desbroza orlas de vegetación ribereña para hacer senderos de pesca, continúa la expansión del viñedo en los espacios cerealistas de secano, se labran la totalidad de los baldíos desapareciendo el pastizal natural, se roturan enormes extensiones de hábitat estepario haciendo desaparecer por completo un área de interés prioritario para el Sisón Común y otras especies amenazadas del secano riojano, las repoblaciones forestales, la matorralización y la caza de palomas migratorias asfixian a las ultimas parejas de Perdiz Pardilla, la deficitaria gestión de la pesca, las agresiones al hábitat ribereño y las especies invasoras hacen retroceder vertiginosamente al Visón Europeo, el Pez Fraile y el Cangrejo Autóctono.

Visón europeo Mustela lutreola. Posiblemente el mamífero más amenazado de España. Foto archivo GOR. Javier Robres

Ningún humedal riojano presenta ya interés alguno para las aves acuáticas, todos ellos eutrofizados por los aportes masivos de materia orgánica e invadidos por las especies exóticas de peces y cangrejos y tan sólo las tres especies de plantas parecen mantenerse (por la marginalidad de su población), coincidiendo este periodo con la práctica extinción en el territorio riojano de algunas especies de fauna que incluso, completamente olvidadas, nunca llegaron ni a formar parte del Catálogo Regional de Especies Amenazadas, tal es el caso del Avetorillo Común Ixobrychus minutus, la Ganga Ibérica Pterocles alchata, la Ganga Ortega Pterocles orientalis o el Escribano Palustre Emberiza schoeniclus o el declive de la única especie extinguida y reintroducida de nuevo, el Cernícalo Primilla Falco tinnunculus, cuyas colonias reproductoras emergentes retrocedieron a su letárgico estado actual por una mala gestión de la administración regional.

Perdiz pardilla Perdix perdix. Sólo unas pocas parejas quedan en las cumbres riojanas. Foto archivo GOR. Javier Robres

Territorio de sisón y de perdicera con inumerables peligros. Foto Javier Álvarez Remírez

En lugar de hacer una revisión del Catálogo Regional de Especies Amenazadas, manteniendo en el mismo en la categoría de “En Peligro de Extinción” a las que ya lo estaban anteriormente e incluyendo en esa categoría a otras especies que ya la han alcanzado en este tiempo, ampliando ese Catálogo con otras especies que cumplen los criterios para ser incluidas en la categoría de “Vulnerable”, la administración riojana se limita a publicar el borrador citado, asumiendo en el mismo como “amenazadas” sólo las especies que ya figuraban como tales en los catálogos regional y nacional anteriores y regulando el proceso de creación de Planes de Gestión de esas especies amenazadas. No considera necesario dotar del Plan de Recuperación obligatorio que debe regular la gestión de todas las especies incluidas en la categoría de “En Peligro de Extinción” y así la conservación del Sisón sólo sería regulada por un Plan de Conservación, si bien lo más grave es que todas las medidas tendentes a fomentar o garantizar la conservación de las especies catalogadas, se basan tan sólo en la buena voluntad de los ciudadanos, empresas u organismos que voluntariamente quieran acogerse a tímidas “buenas maneras” en la ejecución de sus actividades en el medio natural, con frecuencia mínimamente potenciadas por financiación ya existente previamente.