OBSERVACIONES DE AVES
Hay cosas en la vida que nunca se olvidan; el primer beso... el primer concierto... el primer viaje a Marruecos... Después vienen muchos otros, pero ninguno es como el primero. Corrían estos días de finales de noviembre, cuando hace 18 años observaba mi primer búho real, y aunque le han seguido muchos otros, ninguno permanece en mi retina como aquel macho observado a contraluz.
Búho real (Bubo bubo). Foto Javier Álvarez |
Había un requisito para la búsqueda de esa pareja de búho real, tenía que ser cerca de Aguilar de Río Alhama. Fue también en la cuenca alta del Alhama donde observé mi primer búho, aquel mes de noviembre del año 1995. De modo que allí nos dirigimos el pasado martes 19 de noviembre. Concentramos nuestra búsqueda en lo que sería un lugar clásico para la especie, casi bucólico diría yo, un roquedo a la entrada de un cañón fluvial con cantidad de repisas y recovecos.
La espera al atardecer fue dura, el cierzo soplaba sin piedad y escupía heladoras gotas que se clavaban en nuestros rostros como avispas, en tanto que la noche caía, sumiéndonos en la oscuridad y en la incertidumbre. Ya estábamos a punto de abandonar la misión cuando, de lo más profundo del barranco, sonó un eco que 18 años después volvió a helarme la sangre...
Bu-huuu!... era el canto de un macho de búho real.
Búho real (Bubo bubo). Foto Javier Álvarez |
Bu-huuu.. Bu-huuu... el beligerante macho de búho real proclamaba a los cuatro vientos sus escrituras de propiedad sobre aquel barranco. Amparado por la sombra del roquedo la óptica resultaba inútil, aunque sólo su voz bastaba para satisfacer nuestro disfrute. Fue entonces cuando un ronco graznido irrumpió a nuestra espalda...
Ahí estaba, recortada contra el cielo la silueta de una enorme hembra de búho real. Posada sobre una roca, el fuego de sus ojos parecía juzgarnos por nuestra osadía -¿Cómo se atreven esos seres miserables a perturbar mi descanso?-. Su rostro bajo la luz del crepúsculo -bendita fluorita- parecía reír en una especie de mueca diabólica, más macabra aún gracias a esos cuernecillos de pluma, que en realidad sirven para descomponer su silueta y lograr un mejor camuflaje. Menudo momento... no sólo habíamos encontrado un territorio de búho real, sino que la salida había resultado un verdadero triunfo. Entre tanto y sin darnos cuenta, el macho había dejado de cantar y la hembra había desaparecido sin hacer el más mínimo ruido. Satisfechos y victoriosos, dimos por terminada y cumplida la misión. Hoy varios días después, el eco del canto de aquel macho aún retumba en mi cabeza... igual que aquella primera vez.
Bu-huuu.. Bu-huuu... Aún no me he repuesto de la última vez que vi un búho real y mira que los he visto veces... pero no, esta vez no ha sido lo mismo.
Javier Álvarez Remírez
Me encanta y comparto tus sentimientos Javier, gracias por compartir los buenos momentos.
ResponderEliminarÚnicamente aportar que la última salida a observar al búho (este mismo sábado) fue un verdadero éxito pese a los 36 asistentes, grupo demasiado numeroso.
Conseguimos oír perfectamente al búho real, además de poderlo ver unos instantes y regalarnos un par de vuelos de reconocimiento.
La sorpresa estuvo en que con este mismo grupo pudimos observar una de las especies que para mí es más complicada de observar, el Cárabo, para el disfrute del personal y propio.
He de decir que las personas que nos acompañaron además de ser muy respetuosas e interesadas en la naturaleza y su conservación me sorprendieron muy gratamente, no arrugándose ante el desapacible día y mostrándose muy interesados.
Además de los reyes de la noche, vimos entre otras azor, gavilán, milano real, cuervo, cernícalo vulgar, roquero solitario, gorrión chillón, pico picapinos, corzos y un lución (éste último posiblemente "apaleado" aunque sirvió para contar bondades de la especie y desmitificar su figura).
Un abrazo y nos vemos en el campo.
Mazu
Enhorabuena por esas observaciones. Me llena de júbilo lo que me cuentas, tu sigue evangelizando al personal je,je..
ResponderEliminar¡Un lución!... pues como si no hubiera hecho frío estos días. Ya sabes, pásame el lugar exacto -más o menos- de la cita para poder meterla en la base de datos de la AHE. Aparte de eso, es una cuadrícula nueva para nuestro atlas.
Me alegro mucho por ti, sé lo que se siente cuando llevas a alguien a ver algo...
Un abrazo!
Javier.