Sábado, 03/02/2018
Texto: José Luis Gabela
Fotos: José Carlos Palacios
Hola, amigos.
El propósito de los que nos animamos a llegarnos hasta la Laguna de
la Nava era, fundamentalmente, disfrutar de un lugar con el atractivo de
albergar cada invierno miles de ánsares. Y eso es precisamente lo que
no tuvimos la oportunidad de hacer en este primer fin de semana de
febrero.
Primera parada en el observatorio de La Güera, zona encharcadiza que
se encontraba completamente seca. Segunda parada en el observatorio de
El Prado, donde constatamos que las zonas cubiertas de agua y con
presencia de aves acuáticas estaban bastante alejadas. A continuación
nos fuimos al observatorio de la Colada de Carrapalencia, donde en
horario de mañana cuenta con un monitor que informa a los visitantes. Él
nos disuadió de acudir más tarde a las cercanas lagunas de Boada y
Pedraza, debido al estado de ambas por culpa de la escasez de agua.
Panorámica desde el observatorio la Colada. Foto José Carlos Palacios |
Jabalíes cruzando la laguna. Foto José Carlos Palacios
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Las aves parecían preferir zonas más distantes, sí que pudimos
identificar las especies que estaban presentes. Entre ellas apenas había
ánsares comunes, aunque insertos en un pequeño grupo de estos últimos
se encontraban dos ánsares indios.
Ánsares indios. Foto José Carlos Palacios
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Bando de ánsares comunes. Foto José Carlos Palacios
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Con la esperanza de conseguir ver más ánsares más tarde desde este
mismo lugar, nos dirigimos a la balsa de riego de reciente construcción
en las afueras de la localidad de Herrín de Campos, a sólo unos 25 km.
de allí, ya en la provincia de Valladolid. Se trata de una balsa de
enormes dimensiones, la cual recibe agua procedente del pantano de
Riaño, que llega allí conducida por un canal. Porrones europeos y
moñudos, tarros blancos, ánades reales, fochas, cornejas negras y
cuervos fue lo que allí nos encontramos, aparte de un buen grupo de
avutardas por los campos del entorno de la balsa.
En el camino de regreso, hicimos un alto en una ermita ubicada en las
afueras de Guaza de Campos, a la orilla de la carretera que conduce a
Villarramiel, punto elevado desde el que únicamente vimos otras tres
avutardas.
De regreso al observatorio de la Colada, nos encontramos con que el
número de ánsares apenas había cambiado, si bien algún que otro pequeño
grupo fue llegando con el paso de los minutos a la laguna. Allí
permanecimos dos horas y algo mientras que el viento soplaba con fuerza
fuera del observatorio.
Aguilucho pálido. Foto José Carlos Palacios
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Como final del día, Javier Rodríguez, Diego Benavides, José Carlos
Palacios, José Ignacio Sáenz y yo visitamos la Casa del Parque, que se
encuentra en Fuentes de Nava y allí, nos enteramos del por qué de la
situación de La Nava en este invierno. La sequía es obviamente el motivo
esencial, pero hay otro factor. Existía una planificación del volumen
de agua a ceder al uso agrícola durante el año y del agua que se
dedicaría en exclusiva a La Nava, pero, seguramente debido a la sequía,
en un momento dado se decidió conceder a tal uso agrícola más cantidad
de agua de la inicialmente decidida. Es posible que ninguna incidencia
hubiera tenido ello en la Laguna de la Nava, si terminado el verano, las
lluvias hubieran aparecido, tan necesitadas como eran en un año 2017
que había sido extremadamente seco. Sin embargo, tales lluvias no
llegaron, las semanas fueron pasando y se llegó al momento en que, como
cada año, se tiene que hacer el aporte de agua del Canal de Castilla a
La Nava para comenzar su encharcamiento. Así estaba previsto, pero
habida cuenta de las escasas reservas de agua de que se disponían, se
tomó la decisión de conservar ese agua para el consumo humano,
sacrificando así a la laguna. Así pues, las aves migradoras se
encontraron al llegar que La Nava estaba completamente seca, de forma
que se vieron obligadas a buscar otras alternativas.
Ya en diciembre, cuando por fin la lluvia apareció, se autorizó por
la Confederación Hidrográfica el aporte de agua a la laguna, comenzando a
encharcarse en los días previos a Navidad. Demasiado tarde ya.
Como conclusión, se nos dijo que lo ocurrido este año no volverá a
pasar, que en lo sucesivo no se volverá a dar prioridad al riego
agrícola, dejando nuevamente a La Nava sin el agua imprescindible que
requiere. Ojalá así sea.
LISTA DE ESPECIES OBSERVADAS
Ansar común
Tarro blanco
Ansar indio
Ánade azulón
Ánade friso
Ánade rabudo
Cuchara común
Silbón europeo
Cerceta común
Porrón común
Porrón moñudo
Cormorán grande
Garceta grande
Cigüeña blanca
Espátula común
Aguilucho lagunero
Aguilucho pálido
Cernícalo vulgar
Esmerejón
Focha común
Avutarda común
Avefría europea
Paloma torcaz
Tórtola turca
Alondra común
Calandria común
Bisbita pratense
Lavandera blanca
Tarabilla común
Cetia ruiseñor
Urraca
Corneja negra
Cuervo
Estornino negro
Gorrión común
Pardillo común
Verderón común
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